Drugs and Immigration
I worked as a fixer and photographer for this story that aired on Al Jazeera America in the spring of 2016.
In 2015, during Obama’s administration 6,000 inmates convicted of drug crimes had their sentences reduced. Thousand more would follow. It’s part of an effort to reform drug sentencing guidelines that led to the disproportionate incarceration of black and hispanic people. They were released early. But from that first group, a third of those inmates weren’t U.S. citizens and were deported.
Ramón Caro and his wife legally migrated to the United States from the Dominican Republic in the late 1980s, along with their daughter Jessica. Their son Alex was born in New York City. In 1990, Ramón was found guilty of conspiracy to distribute crack cocaine and maintaining a place for narcotics distribution. He was sentenced to 30 years for this non-violent crime. After 26 years behind bars, his sentence was reduced and he was repatriated to Dominican Republic in February 2016. His wife Alejandra and adult kids, who all work and are citizens in the U.S., flew over to meet him there only for a few days.
Ramón’s mother, Miguelina, had made a promise to the Virgin of La Altagracia that if she was alive to see her son come back home, their very first outing as a family would be to the Basilica in Higuey. The morning after Ramón’s arrival, the family woke up early to drive to the province of La Altagracia to honor that promise. The next night, they had a Welcome Home party with the rest of his family and friends.
Drogas y Migración
Trabajé como fixer y fotógrafa en esta historia para el canal Al Jazeera América en la primavera 2016.
En el 2015, durante el gobierno de Obama 6,000 prisioneros por delitos de drogas menores vieron sus sentencias reducidas. Miles más se sumarían. Es parte de una reforma a los lineamientos de sentencias relacionadas a los delitos por droga, que en el pasado habían llevado tras las rejas de manera desproporcionada a negros e hispanos. Del primer grupo de reos liberados, un tercio no era ciudadano de EEUU y fue deportado.
Ramón Caro y su esposa migraron legalmente a EEUU desde la República Dominicana a finales de los 80, junto a su hija Jessica. Su hijo Alex nació en Nueva York. En 1990, Ramón fue hallado culpable de conspiración por distribuir crack y por mantener un lugar de distribución de narcóticos. Fue sentenciado a 30 años por un crimen no violento. Luego de 26 años tras las rejas, su sentencia fue reducida y fue repatriado a República Dominicana en febrero 2016. Su esposa Alejandra y sus hijos adultos, quienes son ciudadanos y trabajan en EEUU, volaron a la isla para encontrarse con él sólo por unos días.
La madre de Ramón, Miguelina, había hecho una promesa a la Virgen de La Altagracia de que que si ella estaba viva para ver a su hijo ser libre, entonces la primera salida de la familia sería hacia la Basílica de Higüey. La mañana después de él aterrizar, la familia despertó temprano para manejar hasta la provincia de La Altagracia y honrar la promesa. La noche siguiente hicieron una fiesta de bienvenida con el resto de sus familiares y amigos.