Salvador & Luisa

Santo Domingo, Dominican Republic, 2009-2010.

– “Luisaaa!” Salvador yells out from the bedroom.
– “You choose your own clothes!” Luisa responds.

“He likes it when I take his clothes and lay them out for him,” she explains. They are getting ready to go dance son at the Ruinas de San Francisco. Luisa, who knows her husband of 50 years pretty well, does not let ten minutes go by before worrying and looking for him. “Let me check and see what he put on, so he doesn’t go out looking like a clown!” she says.

During the 1950s, when Luisa was a teacher in Güaley, she met Salvador, a guard who was visiting his godmother in the house across the street from the school. They say it was love at first sight. He was a “very elegant man, very attractive with those eyebrows,” Luisa says. “The women would go crazy.” Likewise, when she met Luisa, Salvador’s mother assured, “that’s going to be my son’s wife.” And it happened. Salvador, who already had a daughter, married Luisa and they had seven other children together. When Balaguer was in power, he spent some time in jail. While in there, he tattooed his wife’s name on his chest.

Today, both retired, they live in the Colonial Zone and you can spot them every Sunday dancing affectionately to the music of Grupo Bonyé, who since 2008 has been giving out the free concerts that have become an emblem of the ciry, transforming this narrow street into a dance floor every Sunday night.

*Salvador passed away in 2015, and Luisa a few years later. Grupo Bonyé still plays Caribbean music every Sunday at the Ruinas de San Francisco for tourists and locals, now with the support of the Ministry of Tourism. Today, the stage and dance floor are much larger, there are hundreds of chairs, and cars are banned on that street to be able to sit the growing number of attendees.


Salvador & Luisa

Santo Domingo, República Dominicana, 2009-2010.

– “¡Luisaaa!” se oye a Salvador gritar desde la habitación.
– “¡Elige tú la ropa!” le responde Luisa.

“A él le gusta que le saque la ropa y se la ponga ahí”, explica Luisa. Se están preparando para ir a bailar son en las Ruinas de San Francisco. Luisa, que conoce bien a su esposo de hace 50 años, no deja pasar ni diez minutos sin ir a hacia él preocupada. “Deja ver qué fue lo que se puso, ¡no vaya a salir como un payaso!” dice.

En los años cincuenta, cuando Luisa era profesora en Güaley conoció a Salvador, un militar que iba a visitar a su madrina en la casa del frente de la escuela. Dicen que fue amor a primera vista. Era un hombre “muy elegante, muy llamativo con esas cejas”, cuenta Luisa. “Las mujeres se volvían locas”. Por igual, al conocer a Luisa, la mamá de Salvador aseguró que “esa va a ser la esposa de mi hijo”. Y así fue. Salvador, quien ya tenía una hija, al casarse con Luisa tuvo siete hijos más. Durante la época de Balaguer, duró un tiempo preso. En la cárcel, se tatuó el nombre de su esposa en el pecho.

Hoy, ambos retirados, viven en la Zona Colonial y se les ve cada domingo bailando acaramelados al compás del Grupo Bonyé, quienes desde el 2008 han dado conciertos públicos que se han convertido en una estampa de la Zona, transformando la calle en una pista de baile.

* Salvador murió en el 2015 y Luisa pocos años después. El Grupo Bonyé sigue tocando música caribeña cada domingo en las Ruinas de San Francisco para turistas y locales, ahora con el apoyo del Ministerio de Turismo. La tarima y pista de baile son hoy más grandes, hay más sillas al rededor, y las calles se han cerrado al tráfico vehicular para acomodar el creciente número de asistentes.